miércoles, 31 de agosto de 2011

RANGO: NINGÚN HOMBRE PUEDE ESCAPAR A SU PROPIA HISTORIA


                                                              
Desde que los estudios Pixar apostaran hace ya varios años por productos con una historia original y madura, aún dirigiéndose a todos los públicos, hemos podido disfrutar casi anualmente de grandes obras de arte , y que hasta hace bien poco han conseguido su reconocimiento en la Academia con nominaciones a Mejor Película y haciéndose todas las veces con el galardón de Mejor Película Animada, fracasando año tras año en el intento de “revolucionar” la mentalidad opaca de la Academia.
Este año sin embargo no hemos podido deleitarnos con otra pequeña obra, pequeña en metraje, de la factoría Pixar. No señores, no de la “gran mente” de Pixar pero sí de la mente de uno de los directores actuales con mayor talento. Os hablo del realizador de las tres entregas de Piratas del Caribe; Gore Verbinski.
Esta vez Verbinski ha apostado por un producto de animación en el que actores como Jhonny Depp, Alfred Molina, Bill Nighy o Timothy Oliphant prestan no sólo su voz al personaje sino también su interpretación capturando sus movimientos y llevándolos a la pantalla.
Rango es un camaleón que ha crecido en un terrario y en el que convive con un pez de plástico y un cuerpo de muñeca descabezado como única compañía. El lagarto con problemas de personalidad se ve envuelto en un conflicto al aterrizar en un pueblo del desierto cuyos problemas con el “elemento” le llevarán a una aventura en la que encontrará su verdadero yo.
Desde la industria de efectos visuales y animación de Light and Magic y siguiendo la estela de factorías mencionadas como Pixar o Dreamworks, ésta nos presenta un producto mas que notable pudiendo mirar sin recelos a estos dos grandes del cine de animación. Rango apuesta por un film poblado de personajes animalescos caracterizados a la perfección en cada uno de los roles que desempeña dentro de un pueblo típico del género western.
Así en la primera aparición en escena del protagonista en el poblado, se produce el contraste deseado del forastero venido de otro lugar e incluso de otro tiempo y situado en un marco social desconocido para el protagonista que ha desarrollado su vida ajeno a cualquier contacto.
La vida interna del pueblo y su principal problema se pone de manifiesto conforme los personajes evolucionan a la par que el protagonista intenta forjarse una historia propia.
Y es en este aspecto donde el film se desmarca del producto típico del western, con la diferencia clara de un western animado, en la que el protagonista, sin una historia a sus espaldas, va detrás de una causa en favorecimiento, en principio, de un pueblo que le brinda implícitamente la oportunidad de crecer interiormente.
Con el protagonista y el resto de personajes, los cuales son desarrollados con gran profundidad y maestría en la identificación de los roles típicos, compartimos su viaje y propia historia en una emocionante y divertida aventura en la búsqueda de su propia piedra filosofal.
Llegamos a un místico preludio al clímax, donde el protagonista, y hasta nosotros mismos, comprende realmente el sentido de su propia existencia, el fin último de las cosas, en el fugaz tránsito de un lado a otro de la metafórica carretera que separa la vida.
En esa revelación nuestro carismático lagarto es iluminado en su particular búsqueda del elemento que sustenta el pueblo y en definitiva el de sus vidas. El director hace aquí su pequeña gran reivindicación de la dependencia y soberanía sobre elementos que condicionan nuestra sociedad, engullendo y relegando la “pureza” de otras.
P.D. Nuevamente estamos ante una magnífica y disfrutable BSO del Omnipresente Zimmer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario