domingo, 9 de octubre de 2011

Cinema Paradiso: El Cine como la verdadera esencia de la vida

   

Dirección: Giuseppe Tornatore
Año: 1988
País: Italia
Guión: Giuseppe Tornatore
Reparto: Philippe Noiret, Jacques Perrin, Salvatore Cascio, Agnes Nano...
Música: Ennio Morricone
Premios: Oscar Mejor Película habla no inglesa, Globo de Oro Mejor Película extranjera, Premio especial del Jurado en el Festival de Cannes.

Mientras escribo estos humildes párrafos, la bellísima BSO de Cinema Paradíso a manos de uno de los grandes compositores del cine, Ennio Morricone, suena sin cesar, tema tras tema acompañando palabras que intentan transmitir algo que sólo son capaces de transmitir grandiosas imágenes que conforman un verdadero y puro cine.
Pues eso es lo que Cinema Paradiso transmite en cada imágen, en cada palabra de sus personajes y en cada nota de su banda sonora que respiran alegría, tristeza, belleza, amor,impaciencia, inocencia, amistad... en definitiva Vida.
Cinema Paradiso es la historia de un niño de un pequeño pueblecito siciliano que descubre su amor por el Cine casi por accidente debido a su naturaleza inquiéta. Salvatore ávido de vivir emociones y aventuras se interesa por descubrir todo acerca de ese mágico acotencimiento como es el Cine. Alfredo, operador del cine accede a eseñarle al pequeño Salvatore todos y cada uno de los entresijos del Cine.

A veces me resulta difícil adivinar cual fue mi primer contacto con el Cine y para algunos amantes del Séptimo Arte les puede llegar a suponer un motivo de frustración, al pensar que no siempre ha sido todo lo importante que ha llegado a ser el cine para ellos. Pero sinceramente el cine es un sentimiento que no siempre podemos recordar con facilidad el momento exacto en el que por primera vez se manifestó en nosotros, al igual que el miedo o la felicidad. En cambio si llegamos a recordar porqué aún hoy seguimos disfrutando con tan excepcional arte como lo hicimos tal vez la primera vez, recordaremos la inquietud y la pureza con la que asistiamos a tal acontecimiento, el miedo y asombro, o por el contrario la diversión y felicidad que sentiamos una vez que el milagro se desvanecía pero que resistía en nosotros como un pequeño parásito que necesitaba saciar su sed de Cine.
Todo eso y mucho más es lo que el pequeño Salvatore sentía al compartir el Cine. El Cine era el vehículo del pueblo, no sólo como medio de entretenimiento sino como un elemento armonizador y conductor de las emociones, una búsqueda en lo más profundo de la condición humana, así como del entedimiento y correspondencia del mismo. Y pocas cosas en la vida pueden llegar a aunar tan profundos caracteres más allá de una sonrisa, una lágrima o mueca de dolor en el rostro del ser humano, como es el Cine, como es la Vida.



                                                              

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